El Lamento de Portnoy: Disfunción Eréctil
Doctor: ¡no conseguí que se me parara en el Estado de Israel! ¿Qué le parece el simbolismo, bubi? ¡No pude mantener la erección en la Tierra Prometida! No, al menos cuando me hizo falta, no cuando la quería, no cuando disponía de algo más deseable que mi propia mano donde meterla. Pero, claro, resulta que un budín de tapioca no se puede meter en ninguna parte. ¡Budín de tapioca le ofrecí a aquella chica! ¡Bizcocho esponjoso recién mojado en leche! Y, mientras tanto, la teniente, toda poseída de sí misma, exhibiendo con tanto orgullo su par de tetas israelíes, ¡esperando que la montara un buen operador de tanques!
(De El Lamento de Portnoy – Philip Roth)
¿Cómo resistir la tentación de citar a mi amado Philip describiendo como nadie la disfunción eréctil? La novela muestra una sesión de psicoanálisis del protagonista, aunque, en realidad, es un monólogo. En su estilo "hiperventilado", Portnoy describe magistralmente los autorreproches, la vergüenza y la disminución de la autoestima que sufren los hombres con este problema.
Se llama disfunción eréctil (antes se le decía impotencia) a la dificultad para lograr o mantener una erección completa. Algunas de sus causas pueden ser fisiológicas, como en el caso de la diabetes o la ingesta de algunos medicamentos, por lo que se debe consultar a un especialista. Sin embargo, en todos los casos existen factores psicológicos asociados, ya sea que provoquen el síntoma o que lo mantengan y exacerben.
Dado que, en gran parte, la autoestima masculina está ligada (por mandatos culturales) a la potencia sexual, la falta de erección reiterada o permanente, puede provocar estragos en la autoimagen, pudiendo afectar sus relaciones de pareja, laborales y sociales.
Quienes la padecen, tienden a caer en el siguiente loop negativo:
Falta de erección - frustración y vergüenza - ansiedad ante la posibilidad de tener sexo la próxima vez - desconcentración por pensamientos negativos durante el acto sexual - falta de erección - más ansiedad anticipatoria - evitación del sexo - falta de deseo - y así sucesivamente.
En todos los casos que he atendido, la sensación de estar exigidos a rendir, tengan ganas o no, es una constante. También lo es la creencia de que sólo el coito es sexo de verdad y, que lo demás, es poco menos que para hacer tiempo antes de la penetración. Este síntoma genera mucha inseguridad, ansiedad y sensación de fracaso.
Si bien muchos hombres recurren al Sildenafil (Viagra), quienes buscan ayuda psicoterapéutica, lo hacen porque no desean que su satisfacción sexual dependa de una pastilla y asumen que existen otros factores emocionales que están asociados al síntoma y que el medicamento no puede solucionar.
La buena noticia es que este trastorno tiene tratamientos psicológicos efectivos y (dependiendo del paciente) en plazos generalmente breves, así que no hay excusas para no disfrutar.
¡No más budín de tapioca!